Si pensabas que los animales no son capaces de sentir afecto, gratitud, o amor, entonces la historia de hoy te hará cambiar de opinión…
Conoce a esta tierna perrita llamada Lisia. Fue domesticada por una mujer de los barrios bajos de Brasil. Por supuesto, no había tanta comida, así que Lisia corría por las calles buscando algo para comer. Así fue como conoció a la profesora Lucía Helena de Souz
La dueña de Lisia se preguntaba a dónde iba su mascota cada noche. Lo que ella no sabía era que su perrita caminaba cerca de 3 y medio kilometros todos los días ¡para visitar a la maestra Lucía!
Ella le llevaba comida y de repente comenzó a notar que Lisia siempre dejaba sobras en la bolsa de plástico y la llevaba con ella. La maestra se sorprendió y comenzó a preparar más comida porque se hizo evidente que el perro estaba alimentando a alguien más.
Un día decidió seguirla y descubrió que Lisia llevaba la bolsa de plástico a los barrios bajos y compartía la comida con… ¡otros animales!
Incluso un gato…
Pero más sorprendente aún ¡una gallina y sus pollitos!
Los animales saben que mientras Lisia está viva, todos estarán a salvo porque ella no los dejará morir de hambre.
Este perro sorprende a todos con su amabilidad y generosidad. ¿Cómo se puede pensar que los animales no tienen sentimientos cuando demuestran claramente lo contrario? Que esta historia sirva de ejemplo e inspiración, lo que una vez más confirma el hecho de que es necesario ayudar a los débiles y los indefensos. Sólo de esta manera, ¡todo el mundo será feliz!
No hay comentarios:
Publicar un comentario