sábado, 15 de abril de 2017

Pobreza: Para el Centro de Comercio, Concordia es una ciudad sin rumbo

 
Duro manifiesto dio a conocer el Centro de Comercio, Industria y Servicios de Concordia, luego de que el INDEC informara que esta ciudad es la segunda más pobre del país. Para los representares del sector comercial e industrial de esta ciudad, esta situación se genera, entre otras cosas, por el clientelismo político, a través de planes sociales, que tuvo su pico máximo en el año 2012 y porque nunca se discutió a fondo su desarrollo. Como salida proponen un cambio de actitud de los funcionarios y más proyectos comunitarios.
Ciudad pobre, región rica
Un extranjero que viene por primera vez a la región, observa con curiosidad. Escuchó decir que concurría al lugar más pobre del país y quiso corroborar con sus propios ojos. En la medida en que se acercaba, más impresionado quedaba con la naturaleza de la región, con sus cursos de agua, su forestación, su copioso verde, sus fábricas, sus concesionarias, las estaciones de servicios, el parque industrial, el tránsito intenso, etc. Su conclusión fue: “esta es una región rica”. No entendía entonces cómo en una región rica podía haber una ciudad pobre.
Partimos de publicaciones del 2001:
“Concordia se ubica dentro de la categoría de ciudad mediana, actualmente la segunda ciudad de la Provincia de Entre Ríos (141.528 habitantes en 2001) y la más importante sobre la costa del río Uruguay. Es cabecera del departamento homónimo. La organización del espacio urbano manifiesta un modelo segregativo que fue siguiendo la división centro-periferia, profundamente marcado por la presencia de los arroyos y más tarde del ferrocarril.
La mayor inflexión se produjo en la década del ’70-’80 con la construcción de la Represa de Salto Grande y un crecimiento poblacional cercano al 30%. Más de 28.000 habitantes, mayoritariamente mano de obra no calificada, quedaron en la zona una vez terminada la construcción de la represa, con sus consabidas consecuencias en materia laboral. En el aspecto urbano han conformado un cinturón de “villas”, en la periferia y zonas inundables de la ciudad. El 49% de esta población padece NBI (necesidades básicas insatisfechas). La ciudad posee inconvenientes en sus accesos y trama circulatoria en general y presenta un ambiente un tanto degradado por la marginalidad de su periferia, así como en toda la zona costera por la acción modificadora del río Uruguay”.
También se leía en esos años:
“Los cambios de la situación económica en un mercado laboral inestable, con la elevación del desempleo, tienden a afectar negativamente el bienestar de la población, en tanto amplía las fluctuaciones de los ingresos y genera más brechas entre ricos y pobres.”
 Por el año 2012 se leía esta publicación de políticos locales:
“Una ciudad que posee el mayor número de beneficiarios de programas sociales: 2034 beneficiarios cooperativizados del Programa Argentina Trabaja, más de 6000 beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo, los que sumados a pensionados graciables y jubilados sin aportes al sistema previsional, representan más del 20% de la población.
No existen políticas a mediano o largo plazo, planificación, búsqueda de inversiones, creación de empleo, inserción, recursos propios destinados por el municipio para viviendas sociales. Los programas sociales enlatados del Gobierno Nacional excluyen del sistema a aquel que puede conseguir un trabajo, inclusive los zafreros como el citrus y el arándano que nos caracterizan, dejándolos fuera de beneficios como el Interzafra, del cual 4500 beneficiarios de la AUH quedaron fuera en el verano de 2012.”
Qué refleja esto hoy, año 2017, con la pobreza en el techo
Que si tenemos pobreza como indica el INDEC, no es porque no hayamos tenido gobiernos alineados, ni porque nunca tuvimos gobernadores de nuestra ciudad, ni porque no nos mandan los fondos, ni porque es un modelo u otro, o porque el Concejo no tiene mayoría.
Es que si bien hemos crecido en población, servicios, edificios, paseos, gastronomía, hotelerías y otros menesteres, NUNCA esta ciudad discutió a fondo su desarrollo.
Vienen grupos económicos, corporaciones y cadenas multinacionales a una ciudad sin rumbo, a sacar un provecho propio. Necesitamos de proyectos comunitarios, donde los ciudadanos hayan establecido qué ciudad pretenden para las próximas generaciones.
 Son “otros” los que usan la ciudad y no la ciudadanía que vive en ella.
Está comprobado que no necesitamos millones de pesos; necesitamos miles de voluntades detrás de un objetivo. Esto es “Caldo Gordo” para pocos y miseria para miles.
Si no tenemos un cambio de actitud, seguiremos los próximos años siendo título del INDEC en pobreza, por los siglos de los siglos.
Fuente:Centro de Comercio, Industria y Servicios de Concordia
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